La dosis diferencia un veneno de un remedio: el foco en las vitaminas y los minerales
Resumen:
- En el contexto de la nutrición, las vitaminas y los minerales son moléculas o elementos químicos que nuestro organismo necesita para realizar funciones fundamentales.
- La regla de «cuanto más mejor» no se aplica a estas sustancias (aparentemente) inofensivas.
- Las personas sanas suelen obtener las cantidades necesarias de estos nutrientes a través de una dieta equilibrada.
- Los suplementos dietéticos pueden ser necesarios en casos concretos y deben tomarse tras consultar con profesionales expertos.
En nuestro artículo anterior «¿Cuánta química contiene mi producto natural?» (enlace), mencionamos que no sólo la estructura química, sino también las cantidades de ingesta, pueden hacer que casi cualquier sustancia, independientemente de su origen (natural o sintético), sea mala o buena para nuestra salud. La primera parte del título del artículo de hoy es una cita de Paracelso, que resume de forma eficaz este concepto, sobre el que nos gustaría indagar más.
Un ejemplo muy inmediato son las especias. La nuez moscada, que se utiliza en varias preparaciones culinarias, contiene sustancias neuroactivas que pueden tener efectos psicotrópicos y provocar una intoxicación aguda cuando se utilizan en cantidades elevadas (a menudo por abuso deliberado [1, 2]). Se considera que 5 g de polvo de nuez moscada, correspondientes a algo menos de una cucharada sopera, son una dosis tóxica [3]. Aun así, la toleramos en las cantidades más bajas y más utilizadas.
Desde una perspectiva ligeramente diferente, aunque también en el contexto de la dosis recomendada, es interesante explorar el área de las vitaminas y los minerales. En este artículo nos centramos en eso, dando algunos ejemplos y preguntándonos qué cantidad de estas sustancias necesitamos realmente para mantenernos sanos. Estamos bastante acostumbrados a oír hablar de la importancia de su consumo regular, así que ¿cuáles son las dosis recomendadas? ¿Se aplica realmente en este caso la regla de «cuanto más, mejor»? ¿Puede la ingesta excesiva (a través de suplementos dietéticos) causar efectos colaterales o incluso adversos?
En el caso de la vitamina C, que debe introducirse a través de la dieta porque durante la evolución perdimos nuestra capacidad de producirla de forma independiente [4, 5], la ingesta dietética diaria recomendada oscila entre 40 y 200 mg [6, 7]. Para que os hagáis una idea, una naranja de tamaño medio ya contiene unos 70 mg [8].
Especialmente en el caso de las vitaminas, los efectos adversos agudos relacionados con las sobredosis no son muy frecuentes, ya que la cantidad «extra» suele eliminarse simplemente a través de la orina. Sin embargo, en el caso de algunas de ellas, se ha informado de posibles efectos colaterales. En el caso de la vitamina C, las dosis elevadas (más de 1 g al día) pueden provocar dolor de estómago y diarrea [6].
Otro ejemplo es la vitamina B3, también llamada niacina, de la que se ha informado que puede llegar a ser hepatotóxica, si se toma durante periodos prolongados en cantidades superiores a las recomendadas [9]. Aun así, la vitamina B3 tiene una serie de funciones en nuestro cuerpo, es necesaria para la salud de nuestro sistema nervioso así como para mantener la integridad de nuestra piel [9,10]. Al igual que la vitamina C, la niacina es un componente esencial de nuestra dieta, ya que no podemos sintetizarla de forma independiente [10]. Está contenida principalmente en la carne, el pescado, los huevos y la harina de trigo. Por ejemplo, 100 g de atún, contienen aproximadamente 10 mg [11, 10] y la ingesta diaria recomendada es de 16,5 mg para los hombres y 13,2 mg para las mujeres [9].
En cuanto a los minerales, el potasio es un ejemplo de mineral esencial (entre muchos) que debemos introducir en nuestra dieta. La ingesta diaria recomendada es de unos 3-3,5 g [12, 13]: una patata asada de tamaño medio contiene unos 600 mg de este mineral, una taza de lentejas cocidas unos 700 mg, y media taza de pasas también unos 600 mg [13]. La sobredosis de potasio por la ingesta de alimentos se considera poco probable, especialmente en individuos sanos [14]. Sin embargo, la hiperpotasemia (condición relacionada con niveles de potasio en sangre superiores a los normales) puede producirse especialmente en individuos con una función renal deteriorada y, en algunos casos, puede causar síntomas graves como palpitaciones, arritmia, dolor muscular, debilidad muscular o entumecimiento [15, 16].
Los suplementos dietéticos de vitaminas y minerales pueden desempeñar un papel importante en algunas situaciones específicas. Por ejemplo, los suplementos de vitamina D pueden ser útiles o incluso necesarios durante la temporada de invierno (especialmente para los habitantes de los países nórdicos), cuando la exposición a la luz solar se reduce considerablemente. De hecho, la reacción química que conduce a la síntesis de la vitamina D depende de los rayos UVB que llegan a nuestra piel al exponerse al sol [17, 18, 19]. La vitamina D es necesaria para mejorar la absorción intestinal de algunos minerales (por ejemplo, el calcio, el magnesio y el fosfato) y su deficiencia, especialmente si se produce en niños pequeños, puede tener graves consecuencias, como deformidades óseas [18]. Al mismo tiempo, su ingesta excesiva y prolongada puede provocar daños en los riñones, el corazón y, de nuevo, los huesos [17]. Se podrían enumerar más ejemplos de este tipo y las recomendaciones individuales deberían dejarse en manos de profesionales expertos.
En conclusión, la regla de «cuanto más, mejor» no se aplica ni siquiera a sustancias (aparentemente) inofensivas como las vitaminas y los minerales.
Si bien es cierto que los suplementos dietéticos de algunos de estos nutrientes pueden ser necesarios en casos y periodos concretos de nuestra vida (siguiendo las recomendaciones competentes), a menudo ya obtenemos las cantidades necesarias a través de una dieta sana y equilibrada y, en el mejor de los casos, simplemente eliminamos el exceso de ingesta a través de la orina.
Referencias:
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- Forrester MB. Nutmeg intoxication in Texas, 1998-2004. Hum Exp Toxicol. 2005 Nov;24(11):563-6. doi: 10.1191/0960327105ht567oa. PMID: 16323572.
- ab. rahman, nur ain & Fazilah, A. & Mohd Esah, Effarizah. (2015). Toxicity of Nutmeg (Myristicin): A Review. International Journal on Advanced Science, Engineering and Information Technology. 5. 10.18517/ijaseit.5.3.518.
- Yi Li, Herb E. Schellhorn “New Developments and Novel Therapeutic Perspectives for Vitamin C” The Journal of Nutrition (2007)
- Morimitsu Nishikimi, Takuya Koshizaka, Takayuki Ozawa, Kunio Yagi “Occurrence in humans and guinea pigs of the gene related to their missing enzyme l-gulono-γ-lactone oxidase” Archives of Biochemistry and Biophysics (1988)
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- Lehnhardt, A; Kemper, MJ (March 2011). «Pathogenesis, diagnosis and management of hyperkalemia». Pediatric Nephrology (Berlin, Germany). 26(3): 377–84. doi:10.1007/s00467-010-1699-3
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