¿Mejorará mi tos con miel?
Resumen:
- No existen pruebas sólidas que respalden la eficacia de muchos medicamentos sin receta para la tos.
- Las investigaciones sugieren que la miel puede ser beneficiosa y puede probarse como remedio casero para aliviar la tos aguda en niños; sin embargo, los estudios tienen limitaciones.
- La miel podría ayudar a calmar la irritación e inflamación de la garganta.
- Los niños menores de un año no deben consumir miel debido al riesgo de parálisis infantil
Los llamados remedios caseros son una forma popular de tratar un resfriado o un dolor de garganta. Con este artículo, pretendemos explorar uno en particular: la miel, y su eficacia para aliviar la tos aguda.
La tos es un mecanismo de protección que utiliza el cuerpo para eliminar secreciones excesivas, mucosidad y material extraño presentes en la garganta, así como el resultado de la inflamación e irritación de las vías respiratorias superiores. La tos aguda en niños generalmente dura hasta dos semanas y es el síntoma más común de una de las vías respiratorias altas (IVRA). Las infecciones víricas son las responsables de la mayoría de las IVRA, mientras que sólo el 10% de los casos están causados por bacterias [1]. Una IVRA suele resolverse por sí sola, sin embargo, la tos puede afectar a la calidad de vida y al sueño tanto de los niños como de los padres, por lo que a menudo se busca un remedio de acción rápida para aliviar los síntomas [2].
Muchos medicamentos de venta libre para la tos aguda son utilizados por el público y a menudo recomendados por los médicos generalistas como tratamiento de primera línea. Los dos más comunes son el dextrometorfano (DM), que alivia la tos actuando sobre la parte del cerebro que la provoca, y la difenhidramina (DH), que es un antihistamínico. Sin embargo, no existen pruebas sólidas que respalden su eficacia para este síntoma específico. De hecho, cuando se compararon los preparados de venta libre para la tos con placebo en adultos y niños que padecían tos aguda, se llegó a la conclusión de que no hay evidencia sólida a favor o en contra de su efectividad para estos síntomas [3].
Aunque no es un medicamento, la miel ha sido ampliamente investigada para evaluar su eficacia en la tos aguda. El objetivo general de los estudios fue administrar miel, un medicamento de venta libre o un placebo a los niños con tos aguda y observar la evolución de su tos. Los resultados se obtuvieron a través de cuestionarios completados principalmente por los padres. En un estudio, una sola dosis de miel antes de dormir se mostró más efectiva para aliviar la tos relacionada con una IVRA en niños pequeños que los medicamentos antitusígenos de venta libre como el DM y DH [4]. Este efecto se perdió cuando las dosis se administraron durante tres días consecutivos, y la miel y los medicamentos obtuvieron resultados similares [5]. Al comparar la miel sola o el medicamento DM con sabor a miel, no se observaron diferencias en el alivio de la tos o el sueño; sin embargo, los padres valoraron más favorablemente la miel por mejorar los síntomas de sus hijos [6]. En línea con esto, en otro estudio se investigaron tres tipos diferentes de miel frente a un placebo (un jarabe de dátiles). Aunque una sola dosis en todos los casos produjo una mejoría de los síntomas, los tres productos a base de miel parecían tener mejores resultados y, de nuevo, fueron mejor valorados por los padres que el placebo para aliviar la tos nocturna de sus hijos [7].
En una revisión de 2018 de seis pequeños ensayos (899 niños en total), los autores buscaron combinar los datos de estudios anteriores para llegar a una conclusión sólida sobre los efectos de la miel en la tos aguda. Concluyeron que es probable que la miel sea mejor para aliviar los síntomas de la tos y mejorar su gravedad y calidad del sueño que el placebo o la ausencia de tratamiento. Además, puede actuar tan bien como el DM y mejor que la DH. Los efectos secundarios observados fueron comparables entre las condiciones [2]. Se consideró que la miel es segura en bebés mayores de un año, ya que los bebés pequeños menores de 12 meses aún no están completamente protegidos contra un posible contaminante en la miel que podría causar parálisis infantil [8]. Sin embargo, debido a las limitaciones de los estudios, los autores no pudieron llegar a una conclusión confiable sobre si hay evidencia sólida a favor o en contra del uso de la miel. Estas limitaciones incluyen el tamaño de los estudios (generalmente pequeños), escalas de tos no validadas o poco claras, preguntas ambiguas o diferentes para que los padres respondan, un sesgo de preferencia de los padres al juzgar los efectos de un no medicamento frente a un fármaco, los padres administrando los tratamientos, así como la comparación de diferentes dosis y tipos de miel [2]. Cabe destacar que esta revisión forma parte de la Base de Datos Cochrane de Revisiones Sistemáticas de la Biblioteca Cochrane, que reúne bases de datos de alta calidad para asesorar en la toma de decisiones sanitarias [9].
La miel puede ayudar a mejorar los síntomas de la tos de varias maneras. Es un producto natural complejo que contiene principalmente azúcares, pero también una amplia gama de proteínas (incluidas enzimas), vitaminas, minerales, antioxidantes y compuestos fenólicos. Su composición única le confiere propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, antivirales, antifúngicas, metabólicas y antioxidantes, que pueden aprovecharse en aplicaciones específicas, en su mayoría externas [10, 11, 12, 13, 14, 15, 16]. Sin embargo, factores como las especies de abejas, la procedencia de las flores, la ubicación geográfica, el clima y el método de procesado pueden crear diferencias en la composición de la miel. Por ejemplo, la miel de la misma fuente floral recogida en países vecinos presentaba diferencias en la actividad antioxidante y las propiedades químicas [17]. Aunque existen tipos de miel terapéuticos comercioales (como la miel de manuka), se ha demostrado que algunas mieles producidas localmente pueden tener una actividad antibacteriana equivalente [11]. El consumidor también debe ser consciente de que la miel se adultera con mucha frecuencia mezclándola con jarabes dulces baratos, lo que disminuye la calidad del producto [18].
Los efectos de la miel también pueden deberse a su actividad demulcente o calmante. Compuestos principalmente de azúcares, los demulcentes pueden actuar brevemente desencadenando la producción de saliva, la deglución y recubriendo la membrana mucosa, calmando así la irritación y la inflamación. De hecho, la miel ya fue mencionada en 2001 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como un demulcente potencialmente útil en la tos pediátrica asociada a las IVRA [19]. De consistencia similar a la miel, están los jarabes comunes para la tos. Curiosamente, la mayoría de los efectos beneficiosos del jarabe para la tos pueden deberse a la composición del jarabe, como el glicerol, y a sus propiedades químicas, como la actividad demulcente, la lubricación y el dulzor, más que a los principios activos farmacológicos presentes [20].
En conclusión, aunque muchos estudios han investigado los efectos de la miel en la tos aguda y en su mayoría han observado resultados beneficiosos, la investigación tiene limitaciones y no aporta pruebas sólidas. Sin embargo, debido a los muchos beneficios generales de la miel, así como a su consistencia y sabor dulce, lo más probable es que sea bien recibida por los niños y niñas y podría ser un sencillo remedio casero para los mayores de un año.
Referencias:
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